Aviso al lector de indignación fácil: quien firma este artículo defiende y defenderá el Protocolo siempre y cuando se cumpla. Es importante este matiz, porque hay equipos que no lo cumplen, pero está feo señalar. A colación de los señalamientos, pido disculpas por señalar también al jefe de prensa del EDF tras comunicar Teledeporte que era él el contacto estrecho de un positivo. Está feo señalar. Y no hemos parado de hacerlo, cuando es algo que le puede pasar a cualquiera.
Vamos con la cadena de acontecimientos:
Resulta que vivimos una época de pandemia en la que hay un virus que tiene a la sociedad contra las cuerdas. No es exclusivo del fútbol, no es algo que les pase solo a nuestras jugadoras. Por esta pandemia, los laboratorios, los hospitales, y los rastreadores viven una continua saturación. Con todo ese contexto social, en la tarde-noche de ayer, se le comunica a un miembro de la expedición del EDF Logroño su contacto estrecho con un positivo. Lo hace un rastreador, igual que lo puede hacer contigo o conmigo. En ese momento, el protocolo marca que, al haber viajado con el equipo, se debe comunicar al juez de competición para que dictamine si hay que aplazar el partido. Es algo que en el protocolo se llama “principio de autorresponsabilidad” y que elimina las responsabilidades siguientes a, básicamente, el organizador de la competición, la RFEF. Tanto es así, que el delegado del equipo debe entregar una declaración jurada asegurando que no hay ninguna posibilidad de que algún miembro de la expedición sea positivo, bajo pena de cárcel. Sí, como lo leen: con una responsabilidad penal. Yo tampoco lo hubiera firmado.
Resulta que vivimos en una época de pandemia, en la que hay un virus que tiene colapsada a la sociedad, y por el que se han doblado esfuerzos en hospitales, laboratorios y rastreadores. Pero no en número de jueces de competición. Por tanto, un mismo juez puede recibir decenas de solicitudes de aplazamiento. Se comunica al juez, pero el juez parece ser que no se comunica. El partido es a las 13 horas en Valdebebas y no hay respuesta. Los equipos no saben si van a jugar o no. Las jugadoras del EDF, que se han pegado la kilometrada a Madrid y han cumplido el protocolo, no saben si van a jugar o no. El jefe de prensa, señalado posteriormente por todos nosotros, además de no saber si se va a jugar o no, tampoco sabe si es positivo o no. Hay un periodo ventana en el que incubas el virus pero no das positivo en los tests. Porque sí pasó tests, como el resto de la expedición, y no fue positivo.
¿Es motivo de aplazamiento? Con el protocolo en la mano, no. No lo es un positivo, no lo es un contacto estrecho, y no lo es una sospecha. Pero al juez de competición se le pueden pillar los dedos si consiente que se celebre un partido y después ese contacto estrecho resulta ser un positivo, así que resuelve, tarde, muy tarde, extremadamente tarde, que el partido no se celebre. Con las jugadoras vestidas en el vestuario, con el equipo en Madrid, con la afición harta de lo que se ha llamado a todas luces un circo. Es un circo, lo es. Pero no es culpa del protocolo. El protocolo es claro, y es –nos guste más o menos- justo. Porque vivimos en una pandemia.
Ahora habrá que depurar responsabilidades. Si no reforzamos consecuentemente las instituciones encargadas de dirimir si se juegan o no los partidos, no se pueden jugar. Esta temporada es infumable. El ritmo de competición es imposible de mantener entre aplazados, reaplazados, recuperados y liga regular. Con una Copa de la Reina sin terminar, con otra a punto de empezar, con una Supercopa innecesaria, con la Champions, con un líder que tiene un porrón de partidos que jugar entre semana, con una zona baja en la que hay partidos que se jugarán sabiendo ya los puntos necesarios para salvarse o no. Infumable. Y lo único que nos debiera importar en una temporada infumable es que las actrices principales estén lo mejor posible, y hoy en día no lo están. Cargadas de minutos, cabreadas constantemente, ninguneadas hasta el extremo y sin que se les expliquen las cosas con claridad. Infumable. Que pase ya, y que pase lo mejor posible.
Reitero mis disculpas por señalar a un hombre que no es más que un hombre dentro de una pandemia.