Si hubiera niveles de fama, seguramente Marta estaría en el piso más alto. Tanto es así que no hace falta decir su apellido, solamente con pronunciar su nombre, ya todos saben que se trata de una leyenda viva de Brasil, la única mujer con goles anotados en cinco Copas del Mundo.
En sus 18 años de futbolista acumula tres Copas América y dos medallas olímpicas con la selección de su país. Por eso, hablar de Marta Vieira da Silva es adentrarse en la historia de una de las figuras más influyentes en el fútbol y también en las apuestas deportivas, como las listadas en
www.onlinekladionice.com, un sitio comparador seguro para los amantes del azar.
Una infancia que empezó con todo en contra
El 19 de febrero del '86, en el municipio de Dois Riachos, nació la niña que se convertiría en una gran mujer: Marta Vieira da Silva. Al igual que tantos otros futbolistas, como Maradona, Pelé o Cristiano Ronaldo, la infancia de Marta fue dura.
Su madre estaba fuera de casa, trabajando, gran parte del día y ella solía jugar al fútbol como forma de escape a su realidad. Se entretenía con la pelota en la calle, a veces incluso descalza, teniendo que soportar el menosprecio de algunos vecinos que la criticaban por ser mujer. Para dar contexto, en Brasil las mujeres tuvieron prohibido jugar al fútbol hasta 1979.
De la rebeldía de la calle al Vasco da Gama
A los 14 años, Marta empezó su carrera profesional en el Vasco da Gama, a 2000 km de su casa. En un momento y un país donde las oportunidades para las mujeres en el fútbol eran limitadas, su talento sobresalió desde el principio y esto le demostró que era el camino. Dos años más tarde, se unió al Santa Cruz-MG, donde continuó desarrollando su habilidad excepcional con el balón.
Su gran salto llegó en 2004, cuando fue fichada por el Umeå IK de Suecia. Allí, no solo se adaptó al fútbol europeo, que en esa época era más exigente, sino que también lideró al equipo en varios títulos. En Suecia comenzó a ser reconocida como la mejor jugadora del mundo, consolidando su posición con cinco Balones de Oro consecutivos de la FIFA entre 2006 y 2010.
Un ícono a niveles internacionales
Marta ha sido la máxima goleadora en casi todas las competiciones importantes en las que participó. Debutó en 2003 con la selección brasileña y ya tiene jugados más de 175 partidos, con sus respectivos 115 goles. Con estos números, no extraña que sea la máxima goleadora histórica en copas mundiales, superando a figuras masculinas como Miroslav Klose.
En los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, llevó a Brasil hacia la medalla de plata, y repitió la hazaña en Pekín 2008. Sus actuaciones de primer nivel no solo le permitieron conquistar títulos individuales, sino también a elevar la visibilidad del fútbol femenino en Brasil.
Aunque se la compara permanentemente con Pelé, incluso el mismo futbolista llegó a llamarla "Pelé con falda", Marta tiene brillo propio. Es la única mujer que ha dejado sus huellas en el Maracaná, un honor reservado a las leyendas del fútbol brasileño. Su estilo de juego combina técnica, velocidad y creatividad, atributos que la han colocado como referente de generaciones de futbolistas.
Un medallero completo y una carrera que da la vuelta al mundo varias veces
Después de consagrarse en Europa, Marta fue a probar su suerte en la liga profesional de Estados Unidos, donde juega actualmente. Desde que tomó la decisión de mudarse, ha jugado para clubes como Los Angeles Sol, FC Gold Pride y Western New York Flash.
En 2017 se unió al Orlando Pride, su club actual. En 2023, alcanzó un hito al disputar su partido número 100 con el club, alcanzando un récord que la hará sumar otro capítulo como protagonista en los libros de historia del conjunto.
A pesar de sus 38 años, Marta no considera el retiro. Se mantiene firme como delantera en el Orlando, así como también en el equipo nacional de Brasil. Actualmente se prepara cada día con la misma dedicación y perseverancia del debut. Esta actitud de mejora permanente es una de las claves de su éxito.
Una inspiración para las que vendrán
Aunque en el '79 se levantó la prohibición para que las mujeres jugaran al fútbol, la disciplina seguía siendo casi exclusivamente masculina en Brasil. Llegar a cumplir su sueño de ser futbolista le llevó trabajo dentro y fuera de las canchas, ya que Marta tuvo que convencer incluso a su familia, que veía esta opción como algo "inaceptable".
Superó las críticas y la discriminación haciendo lo que mejor sabía: jugar al fútbol. Además de ser considerada la mejor jugadora del planeta en seis ocasiones, ha sido una voz activa por la igualdad de género en el deporte. Como embajadora de la ONU para el Programa de Desarrollo, aboga por el empoderamiento de las mujeres y el acceso igualitario al deporte.
Marta ha sido la inspiración de la actual generación de futbolistas profesionales. Muchas de ellas, han tenido además el privilegio de jugar junto a ella en las Copas Mundiales. El día que se retire, su huella seguirá vigente, ya que su legado ha quedado marcado a fuego en la historia del deporte.