Una campeona de Primera Iberdrola, Copa de la Reina y pichichi en Primera División anda suelta en el Ruiz Casado, pero también en el Municipal de Las Planas, y en el de Riudoms y…en definitiva, en el grupo 3 de Primera Nacional. Porque aunque vaya camino de las 34 primaveras, a Sara Serna (Sabadell, 1987) aún le queda cuerda para rato. Y no será porque las lesiones le hayan respetado, ni muchísimo menos: dos contratiempos serios en los cruzados a sus espaldas, con prácticamente un año apartada de los terrenos de juego en su última lesión. Su 177 centímetros de alto, su privilegiada corpulencia y su instinto de cara a portería la convierten en una de las ‘9’ con mayor olfato goleador de la categoría.
Lejos de su máxima exigencia deportiva – formó parte de aquel increíble Espanyol que disputó Champions League en la temporada 2006 – 2007 -, Serna tiene en mente otras metas que van más allá de jugar en Primera, en Segunda o en última división. Aunque es consciente que sus mejores años en el fútbol forman parte del pasado, aún tiene cuerda para rato. “Las lesiones han supuesto un antes y un después en mi carrera. Una lesión de cruzados no es un esguince y cuesta volver a ponerse al máximo nivel. No es que no quiera competir en lo más alto sino que mis mejores años fueron en el Espanyol”, reconoce la segunda pichichi del Sant Gabriel, con 11 dianas. “Después de una lesión como la de cruzados, una jugadora busca jugar y tener minutos”.
“Ahora voy año a año. Mientras pueda, el cuerpo aguante y sea capaz de competir mi intención es seguir. o me planteo dejar el fútbol y no sé cuánto tiempo me queda. Voy paso a paso. Gracias a Dios me veo con fuerzas de competir en Nacional. En el momento que no disfrute o no llegue, ya me lo plantearé”, añade Serna.
Tras su paso por Espanyol, Girona, L’Estartit, Levante Las Planas y Seagull, Serna emprendió un nuevo viaje hace justo dos veranos. “Cuando Sant Gabriel contactó conmigo me presentó un proyecto ambicioso para ascender a Reto Iberdrola. De los grandes de Segunda que ascendieron de categoría en 2019, el Sant Gabriel era de los pocos que aún no lo había logrado. Vi el grupo y me acabé de decidir por Sangra”, relata.
Sandra Dihör
De hecho, Serna pudo continuar en el Seagull vivir una nueva experiencia en el renovado segundo escalón del fútbol nacional pero decidió poner punto y final a su etapa en Badalona. “Cerré ciclo en el Seagull porque Reto es una categoría que exige mucho, tiene desplazamientos por toda España y la dedicación es mayor. Todo lo que he tenido que vivir del fútbol ya lo hice en su momento y más que estar en una categoría u otra, busco un nivel con el que me pueda comprometer con mayor fuerza. Sí es verdad que Jordi Ferrón – en su día entrenador del Seagull – me trasladó su intención de contar conmigo”.
El deseo de 2021 es volver a repetir tal ascenso pero con la camiseta del Sant Gabriel, uno de los clubs históricos y mayor trascendencia en el fútbol femenino. Esta temporada, su aportación de cara a portería está siendo una de las claves en su confianza y suma en el equipo, con 10 dianas en las quince jornadas que han transcurrido hasta la fecha. “Estamos luchando por subir a Reto pero me tendría que pensar continuar si se ascendiera pero no por cuestiones de equipo sino porque la exigencia es la que es. La ilusión que tenemos todas es subir de categoría porque aún hay jugadoras del club que no han podido vivir lo bonito que es viajar y todo lo que rodea el fútbol”.
La vivencia de aquel ‘EuroEspanyol’
Serna formó parte del mejor RCD Espanyol de la historia. Defendió la blanquiazul durante siete temporadas, compartiendo vestuario con una generación de jugadoras irrepetibles en el club perico: Vero Boquete, Marta Torrejón, Adriana Martín, Marta Cubí, Ane Bergara, Miriam Diéguez o Vicky Losada.
Una liga y tres Copas de la Reina fueron los mayores éxitos de aquella generación. Con 24 tantos, Serna fue pichichi de la competición, hizo historia al formar parte del primer equipo español que superó la primera ronda de la Liga de Campeones y llegó a debutar con la selección española. Una época gloriosa, tanto en lo individual como en el aspecto colectivo.
“Mis mejores momentos los viví con el Espanyol cuando levantamos Liga, Copa y pasamos la primera fase de Champions. Siempre he sido de las pequeñas de las plantillas y ahora es al revés. Junto a Lara Rabal somos las veteranas del equipo pero estoy muy bien con el vestuario. Estamos hablando de unos 15 años de diferencia con las más jóvenes pero no se nota”.