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Querido fútbol: la dinámica

OPINIÓN
15/11/2020 | Andrea Menendez Faya
Octava jornada de una Primera Iberdrola que son dos ligas en una: la de arriba, en la que los aplazamientos marcan la agenda y la de abajo, en la que hay que dejar cuatro atrás para salir a flote
Querido fútbol: la dinámica
RC Deportivo de la Coruña
Pasan tantas cosas en tan poco tiempo en este micromundo del fútbol femenino que parece que llevamos medio año de Primera Iberdrola, cuando van ocho jornadas y, además, metidas a batiburrillo en tres por semana. Eso para algunos, que son bastante pocos en comparación con los que tienen al menos un partido aplazado. En el caso del Rayo son cinco: dos por Presa y tres por Covid. Todo escritor o guionista sabe que para que una historia funcione -a parte de tener una trama que enganche llena de microtensiones y unos protagonistas que caigan bien al que los mira- necesita un malo creíble y odiable. El Rayo lo tiene, por eso su trama nos engancha cada temporada. Peleó como gato panza arriba contra el Valencia, pero no pudo ser. Acabará saliendo, porque el Rayo está en pretemporada aún y le quedan muchas cosas que probar, pero la parroquia se impacienta, y con razón: el miedo permanente al malo, su entorno y sus acciones. 

Otro que no encuentra forma de sumar es el Depor. Se dejó los puntos ante el Levante desde el pitido inicial, en un partido en el que las granotas, sin desplegar apenas juego de apisonadora, fueron capaces de enchufar cuatro que pudieron ser seis. Se señala a Manu, se murmura sobre las que se fueron, pero en el fútbol hay cosas que van mucho más allá de lo que pasa en el campo o en la sala de entrenamiento. El fútbol son sensaciones más que pizarras y alineaciones. El Depor, a ratos, se ve que no confía en sí mismo. Salta al prao con miedo en vez de con las ganas que ponía en otras temporadas, y cuando dudas de tu potencial es cuando es imposible que las cosas salgan bien. Son una plantilla muy joven que necesita una brújula que les señale el camino para no perderse. Si la brújula está sentada, todo es susceptible de empeorar. Cuando te meten un gol mientras aún te estás atando los cordones, el partido se hace cuesta arriba. Lo hemos visto tantas veces, en tantos equipos, en tantas malas rachas… son las dinámicas. Con el Depor se repite un guión que sabemos de sobra los que hemos tenido la suerte y a la vez la desdicha de sentir un escudo de los que caminan por la cuerda floja cada temporada: goles en los primeros quince minutos, falta de acierto cara a puerta cuando puedes recortar distancia, desajustes defensivos que producen pérdidas que en un contexto normal no se producirían y una falta de ideas sobre cómo remontar la situación desde el banquillo. Pasa siempre, y le pasa al Depor, como le pasa a otros. Al final en el fútbol está todo escrito ya. 

El Granadilla sigue en racha ascendente y líder una jornada más. El EDF cumple otra máxima cruel del fútbol y de la vida: si algo puede salir mal, saldrá mal. Bastó un libre indirecto bastante dudosillo y un penalti, después de jugar bien todo el partido e incluso hacer a Aline Reis esforzarse en estirada en el último cuarto de hora. En jugada y en uno contra uno es muy difícil engañar a Tajonar, el líder solo tuvo que tirar de oficio y saber estar para amarrar el resultado. La imagen de la frustración total del Logroño la puso Inés con una roja en el 90 y aguantando el puchero mientras se retiraba. Cuando las cosas salen mal, parece que no hay manera de enderezarlas y hagas lo que hagas lo vas a estropear más. El Granadilla tiene un compromiso con la fe, con seguir sumando. Todo lo que se gane en el inicio será lo que sobre después para descansar tranquilamente. También para soñar con romper la estadística, por ser el héroe inesperado, el campeón desconocido. De momento no le va mal, lleva seis golpes seguidos. Las dinámicas, ya saben. 

Dicho todo esto, no hay que olvidar que quedan 26 partidos y la permanencia está a tres. El fútbol son dinámicas. Entras en la negativa y no ves la luz al final del túnel, de repente empiezas a sumar y sales de ahí a toda velocidad buscando pararte a descansar en medio de la tabla. Lo difícil este año será mantener la continuidad cuando tengas que descansar quince días o pasártelos en la cama con fiebre. Menudo simulacro de competición, que ya puestos a deshacer nos va a desmontar hasta la ley de las dinámicas.
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