Desde autos hasta comida, las suscripciones dominan el mercado. ¿Es una solución práctica o una táctica empresarial para hacernos pagar sin fin?
Ya sabes, en aquellos tiempos en los que comprabas algo, lo poseías para siempre y no tenías que preocuparte por ello nunca más. Esos días están desapareciendo. Desde las plataformas de streaming hasta la propiedad de un coche, todo parece estar convirtiéndose en una suscripción. Este modelo es muy apreciado por las empresas, ya que ofrece un flujo de ingresos fiable, y para los consumidores, ya que proporciona comodidad. Pero a medida que más industrias se suman a este modelo, algunos dicen que este paradigma no es beneficioso para los consumidores a largo plazo.
Desde software hasta tiendas de alimentación, las empresas están sacando provecho de las membresías. Por otro lado, plataformas como
https://dealgamble.com/es/ siguen estando disponibles de forma gratuita, lo que ofrece una valiosa referencia para los casinos en línea, aunque cada vez más de ellos utilizan modelos de pago para jugar. El mensaje es obvio: en lugar de vender un solo producto, las empresas quieren que los consumidores sigan comprometidos y paguen a largo plazo.
¿Qué industrias están optando por las suscripciones únicamente?
Cada vez más empresas están optando por los pagos recurrentes. En lugar de una compra única, te atrapan con suscripciones recurrentes. A continuación, se muestran algunas industrias que están pasando rápidamente a las suscripciones:
● Entretenimiento. Tanto Netflix como Spotify ofrecen contenido ilimitado por una tarifa plana al mes.
● Software y servicios en la nube. Microsoft y Adobe reemplazaron las compras únicas por planes de pago continuo.
● Automóviles. Los fabricantes de automóviles están probando servicios de suscripción que le permiten pagar mensualmente en lugar de exigirle que sea dueño de un automóvil.
● Alimentos y artículos básicos. Los kits de comidas, las entregas de café e incluso la comida para mascotas se renuevan automáticamente ahora.
● Moda y lujo. En lugar de comprar prendas, los servicios de alquiler de ropa permiten que las personas intercambien guardarropas.
Estas son solo algunas de las industrias que nos muestran que la conveniencia está superando a la propiedad. Para las empresas, significa ingresos garantizados. Para los consumidores, eso se traduce en pagar a largo plazo. Si bien las suscripciones brindan libertad, también plantean problemas financieros.
Cuando la comodidad se convierte en una obligación
Los servicios de suscripción están pensados para que no haya fricciones. Para empezar, basta con pulsar un botón, pero ¿y para cancelar? Esa suele ser otra historia. Muchas empresas emplean cosas como renovaciones automáticas, ocultando la posibilidad de cancelar detrás de capas de ventanas emergentes y navegación por menús, y pruebas que se transfieren a un plan de precio completo sin previo aviso.
En algunos casos, como en el caso de Amazon Prime, las empresas atraen a los usuarios con pruebas gratuitas y luego los retienen con beneficios adicionales, como transmisión de vídeo y envíos rápidos. Las suscripciones a gimnasios son famosas por hacer que la cancelación sea un reto, incluso obligándole a hacerlo en persona o por teléfono. Tesla, incluso, ha desbloqueado funciones como
asientos con calefacción por una cuota mensual. Las suscripciones proporcionan libertad, pero también generan dependencia. Con más industrias adoptando este modelo de consumo, es posible que pronto los consumidores paguen más por artículos que antes eran de su propiedad.
El verdadero costo de vivir con una suscripción
Se podría decir que las suscripciones hacen la vida más fácil, pero también arruinan el banco. Los usuarios se registran en muchos servicios y se olvidan de cuánto pagan realmente.
Para las empresas, la ventaja es obvia: un flujo confiable de ingresos y clientes retenidos. Sin embargo, los compradores a menudo no comprenden cuánto están gastando a lo largo del tiempo. Puede que no parezca mucho (apenas 10 dólares al mes), pero los servicios se acumulan rápidamente.
En la actualidad, la "fatiga de suscripción" es un término muy común. Pronto se encuentran pagando cientos de dólares al mes por servicios que no siempre usan. Puede resultar difícil cancelar, ya que muchas empresas facilitan la
suscripción pero dificultan la cancelación.
A medida que la economía de las suscripciones sigue creciendo, los consumidores ahora deben decidir si están gastando dinero para ahorrar tiempo o si se están viendo arrastrados a un atolladero de deudas. Aunque ciertos servicios son de valor agregado, algunos pueden estar vaciando secretamente sus billeteras.