Allá por 1808, en la ciudad del Turia se libró una de las batallas con mayor éxito para la Terreta. Nos situamos en la época de Napoleón cuando pretendía hacerse con todo el territorio peninsular, pero al llegar a las orillas del río que rodea a la ciudad de Valencia, el general al mando, un tal Moncey, se encontró con un pueblo unido y resistente ante la mínima posibilidad que tenían las tropas de Moncey. Dicha batalla duró menos de un día y al atardecer, la retirada era un hecho. Valencia seguiría siendo de los que allí se habían apiñado para defenderla.
(El titular de este artículo solo se entenderá si se llega al final del mismo).
Más de dos siglos después, el espíritu de las tropas valencianas sigue siendo algo característico. Probablemente, la protagonista que hoy nos atiende tenga antecesores que estuvieron en esas primeras filas de un pueblo entregado a su territorio.
Marta Peiró (Valencia, 1998) es una jugadora a la que el fútbol le ha dado todo y a la que también le ha quitado, a pesar de su corta carrera. Desde que dejó el tenis para dedicarse a lo que siempre le había apasionado, Marta no ha dejado de sentir los colores del equipo Ché.
El tenis me gustaba mucho y se me daba muy bien. Sin embargo, me apetecía un deporte colectivo y además, desde pequeña siempre se veía mucho fútbol en casa, me llevaban a Mestalla, me gustaba mucho. Incluso, en los descansos de tenis, nos poníamos a jugar a fútbol, yo era de las primeras que iba. Pese a estar jugando a tenis, siempre he llevado al fútbol ahí. Me gustaba mucho más lo colectivo, me gusta mucho jugar en equipo, muchísimo. Soy una persona que no vive de individualidades, ganar juntos y perder juntos, es lo ideal para mí.
Y cuando el Torrent hizo un femenino de fútbol 7, me dieron la oportunidad de jugar ahí y no la dejé pasar.
Me he rodeado de una familia muy valencianista. Cuando el Colegio Alemán decidió ser el Valencia Femení, abrieron plazas para que las niñas entraran en los equipos pequeños y para jugar para el Valencia. Hablé con mis padres para ver si podía apuntarme, también para ver qué esfuerzos podían hacer ellos por mí. Mi madre estuvo súper decidida para llevarme a entrenar, al final, hice las pruebas y entré en el primer equipo de fútbol 7. Fue una alegría tremenda. Me abrió puertas para luego ir a la Selección Valenciana. Fue una experiencia impresionante y una ilusión. Jugar en el equipo que amas es una ilusión y un sueño cumplido.
Una década puede parecer mucho, sin embargo, tenemos a una protagonista de 22 años que se ha nutrido en un equipo –en el de su vida- durante 10 años. Ha crecido, le han visto crecer, se ha dejado la piel y también lo han visto, ha sufrido y en este caso, no parecen haberlo hecho. Después de tanto tiempo, Marta –entre otras- se fue del Valencia. La gestión y organización del club ya venía lastrando mucho y desprestigiando a unas jugadoras y afición ejemplares. Actualmente, la situación no parece mejorar para el conjunto del Mediterráneo y vemos como otros se rifan al club sin ver las consecuencias.
Mi salida fue dolorosa e inesperada. Cierto que tuve un año malo, tanto a nivel individual y colectivo. Fue un año muy malo. Pero aún tengo esa sensación de que solo se me valoró por ese año y no por los nueve anteriores que había estado en el club y lo valencianista que he sido siempre. El sentimiento, realmente, en estos tiempos modernos se está perdiendo.
También, tengo que decir que mi marcha era muy necesaria porque he evolucionado como futbolista, me he hecho más fuerte mentalmente, ya no me hace daño cualquier cosa, recalco que fue necesaria. Es difícil decir adiós al club que consideras tu casa y con el tiempo puedes ver que te lo puedes tomar como una nueva oportunidad y al final con el tiempo, así me lo he tomado. Lo único que puedo decir ahora es que les deseo lo mejor porque el Valencia es el club de mi corazón.
Estos últimos años han tocado el descenso, han sido años complicados. Había muchas jugadoras que no disfrutaban del fútbol y al final decidieron marcharse, incluida yo. Por supuesto, el fútbol es nuestro trabajo, pero también es un trabajo en el cual tienes la suerte de disfrutar porque estás dedicándole tu tiempo desde pequeña, en el momento que dejas de disfrutar, las cosas ya no van bien y tu mente lo sufre mucho.
No fue a la única a la que le dolió esta salida. Su fiel compañera, almas gemelas fuera y dentro del campo, otra de las grandes salidas de este desestructurado Valencia, Mari Paz Vilas, personalmente, tuvo la sensación de que se le iba gran parte de su familia en la ciudad de aquella batalla.
A mí se me dan fatal las despedidas y más aún cuando tienes que despedirte de alguien que es como tu familia, le escribí un post en Instagram y a día de hoy sigo pensando todo lo que le puse. Sobre todo, era el pensar que no la iba a tener en mi día a día. Soy una persona que valoro mucho a quién tengo y los pequeños detalles y así era Pei. Cualquier cosa, cualquier problema… siempre la tenía ahí, vivíamos muy cerca. Destaco su alegría, sus ganas de vivir, su locura controlada. Es una persona que te incita a moverte, a disfrutar. Es muy amiga de sus amigas, lo da todo por su gente, sin esperar nada a cambio. Viví muchas cosas con ella y supe que al irse eso se iba a acabar. No se acabaría la amistad, ni mucho menos. Pero ese disfrute del día a día no lo iba a tener. Fue lo más duro al pensar que se iba.
La mente de Marta ha sido su fiel compañera, cuando dejó el Valencia y fichó por el Sporting de Huelva. A la espera de una transición a mejor y volverse a encontrar con la jugadora que había sido, se topó con la cruda realidad. Las cosas no siempre salen como uno quiere y por muchos sueños y trabajo que le pongas, si es difícil, va a ser muy difícil. Y la mente de esta delantera lo sabía. Llegó a un equipo nuevo, seguía estando en la élite y venía a por todas. Sin embargo, se encontró con una pelea por la permanencia desde principios de temporada. Una pelea que compartía con el equipo de su vida.
Fue muy chocante para mí. Menos mal que llegó el parón porque realmente ambos equipos teníamos muchas papeletas de bajar. Hubiera sido bastante doloroso.
Esto, al final, crea una ansiedad y un estrés. Tú puedes estar en clases o haciendo tu vida pero pensando que hay una final tras otra para no descender.
No fue bueno el último año en el Valencia, pero la llegada a Huelva no hizo que mejorara, la verdad. No conseguí tener esas buenas sensaciones que he tenido en toda mi vida, a excepción de estos dos últimos años. Era un equipo diferente a mi juego, un juego bastante más directo, además yo venía de jugar en campos más grandes, de césped natural… Realmente, no conseguí esa versión buena de mí que tanto estaba buscando. Aun así, realmente saco un balance muy positivo de ese año, era la primera vez que salía de casa, seguía en la élite y les tengo agradecida que confiaran en mí, me permitieron conocer a gente espectacular que se va a quedar para siempre en mi vida.
La ley de Murphy decía que si algo podía salir mal, saldrá mal. Con esto se encontró Marta cuando empezó a notar que forzar la rodilla durante tanto tiempo, sin decir nada, había sido la peor decisión.
La lesión en sí no fue muy grave pero empezó a derivar más cosas. Tuve una tendinitis en la rodilla izquierda, una inflamación en el tendón rotuliano. La llevaba arrastrando meses porque al final, un jugadora por jugar, por entrenar, por sentirse bien, intenta jugar con dolor y fue una decisión errónea. Tenía que haber parado antes. Al acabar de entrenar, se me inflamaba mucho y al día siguiente ya entrenaba con dolor. Intentaba compensar con la otra pierna para que no me doliera tanto. Y si en la rodilla izquierda tenía una tendinitis, en la pierna derecha tenía periostitis y una fascitis plantar. Todo por compensar, por intentar estar bien y maquillar mi dolor. Llegó un tiempo en el que tuve que parar porque me dolía muchísimo, no solo en el fútbol, también en mi vida cotidiana. Eran tres lesiones a la vez.
Dos meses fuera del campo llevaba Marta cuando se estableció el parón debido a la pandemia. Quizá, sea de las pocas jugadoras que reconozcan lo bien que le ha venido este tiempo. Una recuperación de rodilla lleva su tiempo, imagínense de tres.
El parón me vino bien porque me sirvió para ver a qué me estaba enfrentando. tuve la suerte de ir a un gran médico y amigo mío, Rafa Plaza, y un fisioterapeuta espectacular que tiene que es Borja Ros. Me tuvieron que infiltrar plaquetas en la rodilla, en la planta del pie y en la periostitis. Gracias a ellos no he vuelto a tener ningún problema. La recuperación fue bien, era necesario hacerlo bien porque la llevaba arrastrando muchos meses. He aprendido que para el futbolista parar a tiempo cuando empieza a doler.
LA TRANSICIÓN
Aquellas tropas napoleónicas venían de haber conseguido magnos triunfos en parte del territorio ibérico que habían pisado, no obstante, no esperaban la sublevación de la ciudad a la que ahora llegaban.
Marta, como valenciana y valencianista, no sabremos si sus ascendientes habrían estado en dicha batalla pero lo que sí hemos podido saber gracias a esta entrevista es que de haber nacido en 1808, habría estado en aquellas primeras filas, preparada para lo peor pero haciendo posible la hazaña.
Sin embargo, nació mucho después pero ese espíritu lo sigue teniendo y aún sabiendo lo difícil que podía haber sido aquella reconquista de su propio cuerpo y mente para volver a disfrutar del fútbol, sabiendo que podía haberse quedado sin disfrutarlo nunca más, trabajó. Trabajó duro, a su corta edad, ha trabajado para -como ella misma dice-: REILUSIONARSE
La salida al extranjero tenía que venir ya. Soy joven y puedo nutrirme muchísimo, puedo aprender un idioma, una cultura, unas costumbres… Era el momento idóneo. Venía de dos años destructivos para mi mente y yo creo que esta experiencia me está aportando cosas positivas tanto a nivel futbolístico y personal. Siempre había querido salir pero nunca me atreví y cuando llegó esta oportunidad ni lo dudé. Fue para mi LA oportunidad.
El 13 de julio se publica su fichaje por el equipo suizo Servette FC. Marta se embaucaba en una nueva aventura, una nueva burbuja de fútbol que desconocía y a por la que iba a con más que todo. La publicación de su fichaje iba acompañada de un “Cumplo el sueño de poder jugar la UEFA Women’s Champions League”.
Cumplí el sueño de jugar a fútbol cuando jugué en el Valencia, pero yo creo que todo futbolista tiene el sueño de jugar contra los más grandes. Cuando tuve esa oportunidad, no lo pensé. Recuerdo que me llegó un lunes por la noche, me llamó Richard, director deportivo, y estuvimos charlando de cómo era la liga, de lo que querían de mí, de lo que habían visto de mí… pero que me tenía que ir rápido porque allí la liga empezaba antes, la pretemporada comenzaba en unos días y yo venía del parón e iba poco preparada. Ellas no perdieron esa forma física porque en Suiza se dejaba salir a correr, yo realmente la perdí. Tuve una semana y media de mucho esfuerzo en gimnasio, entrenando en campo, lo que pudiera hacer para intentar no llegar en mi peor versión física porque si algo tiene la Liga Suiza es que es muy física. Me preparé lo máximo posible para llegar en las mejores condiciones. Creo que lo conseguí, no llegué mal.
Es un equipo que se ha construido de una manera increíblemente rápida. Creo que es la primera vez que está en Champions, hace un par de años estaba en segunda división. Se están haciendo las cosas bien, a pasos agigantados y de la manera correcta. Este año en Champions va a ser una toma de contacto y creo que es un premio a ese esfuerzo que están haciendo tanto jugadoras, como parte técnica, directivos… es una recompensa, disfrutar esa competición, saber qué nos vamos a encontrar.
Si bien, cuando algo puede salir mal, sale mal; también, cuando se toca fondo, solo queda remar a contracorriente y, poco a poco, ver los frutos del trabajo bien hecho. Desde que llegó a Ginebra, Marta empezó a sentir que ahí estaría su nueva casa, que ahí era dónde podría volver a ilusionarse de aquello que casi le arrebatan -como aquellas tropas que supieron anteponerse a guerreros franceses y no cedieron su territorio-
Llegué a mediados de Julio y ya habían empezado la pretemporada. Por temas de papeles y de casa no me pude venir antes. Firmé el contrato dos días antes de venir. Al llegar, me recogieron en el aeropuerto y de ahí me llevaron directamente al estadio del Servette. Me recibió Eric, el entrenador; el director deportivo, Sandy; una de las capitanas y Paula, otra de las españolas que hay aquí. Desde ese momento, noté esa cercanía y lo que se valora a la jugadora que llega. Lo vi desde el primer momento por la acogida que me dieron. Tuve una conversación muy fructífera con Eric sobre todo lo que iba a rodearme en este equipo. Me sentí como en casa.
Al día siguiente me puse el mono de trabajo y a trabajar. Tuve una charla con el preparador físico para ver cómo llegaba, después, las pruebas médicas, presentación y firma y primer entrenamiento. Con ayuda de Paula y alguna otra jugadora que habla español hicieron que ese primer día fuera muy sencillo para mí.
La paciencia es la madre de la ciencia y eso es algo que también, como buena valenciana, tiene muy adentro Marta. Lo positivo iba a acabar llegando, antes o después, ella había puesto todo el empeño, había sacrificado su vida en casa para salir, había dejado todo por el fútbol. Y este deporte, queridos lectores, pocas veces da recompensas, pero cuando te las da, son de las más grandes. Así, también lo ve Mari Paz.
Como futbolista ha evolucionado desde que se ha ido. Evolucionó desde su primera etapa en el Valencia y ya lo hablamos, el irse fuera, lo hablamos le iba a ayudar a madurar. Aunque en Huelva tampoco le favorecía el juego para desarrollar sus cualidades, también le vino bien para madurar. Y ahora, yo sabía que iba a llegar el momento en el que iba a volver a disfrutar del fútbol y lo está consiguiendo. La tengo bastante lejos, cada vez más pero soy muy feliz por ella. Si ella sonríe, yo sonrío. Destacaría, como futbolista, sus ganas de mejorar. Que alguien tenga claro que le falta mucho para llegar a su tope pero que siga teniendo muchas ganas para llegar a eso, es muy importante.
El 15 de septiembre, Marta publicó:
Tenía la mente destruida, durante los dos últimos años. Me planteé seguir jugando a fútbol, no me sentía con fuerzas. No consideraba que era el camino, veía que cada vez estaba más lejos de lo que yo concebía como afición y mi trabajo. Dadas esas circunstancias, me planteé fichar por un equipo extranjero, buscar nuevas oportunidades, experiencias, intentar ‘reilusionarme’. Lo he conseguido, totalmente. He tenido una adaptación muy buena. La única barrera es la del idioma, pero lo voy entendiendo poco a poco. Entiendo lo que quieren de mí, estoy respondiendo.
Cuando llegué sufrí un esguince de tobillo, pero estaban tan pendiente de que fue muy bueno para mí. Y desde que empezamos la liga, no me he perdido ningún partido y veo a Marta Peiró, de nuevo. Estoy renovada, completamente. Yo creo que esos dos años malos me han servido para saltar ahora. El parón por la pandemia, también, mentalmente me ha servido para poder reconstruirme. Y he respondido, no solo al club sino también a mí misma. Esta era la versión que quería y la estoy encontrando. Cada vez me siento más a gusto, me he reencontrado con el gol, me siento cómoda por lo que aporto al juego.
Estas eran mis aspiraciones personales y las estoy consiguiendo ya. No me voy a marcar un objetivo que sea inalcanzable para mí, para que me frustre mentalmente. Al contrario, me marco mis objetivos: ‘este partido quiero disfrutar,’ ‘el próximo quiero una asistencia, algo que sume’. Si no se puede, al siguiente. Pero mi gran aspiración y la que ya he conseguido y quiero seguir en ella es volver a ‘REILUSIONARME’ por el fútbol. Estoy disfrutando otra vez del fútbol, es lo que quería. Era mi único objetivo. Conforme vaya cumpliéndolo, me iré poniendo más pero siempre pequeños y alcanzables.
Este año, jugamos Champions, la Copa Suiza y la Liga. Y nuestro objetivo es ganar las dos competiciones nacionales. Tenemos un equipo estupendo para ello. Se trata de un equipo físico y a la vez, sobre todo, técnico y creo que está capacitado para luchar por ambas competiciones. Personalmente, llevo en liga tres goles y en la copa dos y seis asistencias. He jugado en todas las posiciones de la parte de arriba. El entrenador confía y yo respondo. Siempre puedo mejorar, estoy por el camino correcto. Mis compañeras me hacen el camino más fácil.
Y, por supuesto, si hablamos de meter goles en el Valencia y de Peiró, Mari Paz tiene mucho que decir.
Hablamos mucho del tema ‘goles’. Los goles al final llegan, son rachas. Los delanteros vivimos de eso. Pero, sobre todo, le dije que disfrutara de la experiencia, de jugar a fútbol y que se olvidara un poco de esa presión de hacer gol y en el momento en el que se olvidó de eso, disfrutó. Y, entonces, fue cuando empezaron a llegar los goles. La veo súper bien, creo que se ha adaptado muy rápido y en el equipo, también, los veo contentos con ella. Intento ver todos los partidos y la veo siempre titular.
No sabremos si volverá a la liga española, de momento, la alegría y la ilusión la mantienen en Suiza. Aun así, Marta, a pesar de haber desconectado un poco de los malos recuerdos, no deja de reivindicar a sus compañeras durante tantos años, a todas ellas. A las que han luchado junto a ella y contra ella. A las futbolistas, porque así es Marta, alguien a quién le gusta ganar juntas y perder juntas, batallar juntas.
Me da pena la situación que vive la Liga en España, por todas esas generaciones que han luchado por nosotras, todas esas generaciones que lo están consiguiendo, las que estamos ahora… Las jugadoras siempre hemos ido a contracorriente y ahora que estábamos empezando a avanzar en una línea bastante ascendente, ya estaban televisando, conseguimos la firma del convenio… a raíz de la covid-19 se ha frenado todo y se decide terminar con la liga prematuramente, tampoco se ha encontrado un protocolo adecuado a la liga. Ha sido la liga que más tarde ha empezado. Todo ello ralentiza ese crecimiento. Si algo nos caracteriza a las jugadoras –y a la mujer- es luchar a contracorriente, aunque sea pequeño, algún resultado sacaremos.
Las chicas valemos y mucho. Aunque sea a corto o medio plazo, lo conseguiremos.
Y así es el fútbol, te da lo más grande y te lo quita. Te lo ganas y te lo devuelve. A veces. Así son las batallitas de la historia. Te la ganas y te quedas con lo que es tuyo. Así es Marta Peiró, una jugadora tenaz, valenciana y valencianista.