No todo es gloria y títulos en los grandes clubes. También se dan historias que más parecen naufragios.
La historia del
Fútbol Club Barcelona no encierra sólo episodios de gloria y títulos, de conquistas laureadas, sino que además se escribe a base de naufragios que hacen del club una entidad tan mortal como cualquier otra. Para comprender esto basta con dirigir el foco hacia las pifias que la directiva blaugrana ha venido firmando a lo largo de los años en el mercado de fichajes. No son pocos los jugadores que, a golpe de bombo y platillo, han aterrizado en el Camp Nou con la inmerecida fama de excelentes futbolistas, llamados a marcar una época, y que luego resultaron ser un auténtico fracaso. A continuación, un listado con los más rocambolescos, los que menos recorrido tuvieron en un escenario que a priori se les presentaba a favor.
Christophe Dugarry
Nacido en Francia y con debut profesional en el Girondins de Burdeos, donde coincidió con Zidane y Lizarazu, el delantero Christophe Dugarry vino al Barça en el verano de 1997 después de militar una temporada en el Milan. Fue Van Gaal el técnico que se empeñó en vestirlo de azulgrana, así que el club lo fichó por cuatro millones de euros, con la convicción de estar incorporando un goleador nato a la plantilla. El jugador declaró en su presentación que tenía como propósito igualar los registros de Ronaldo, e incluso llegó a figurar como candidato al trofeo pichichi en algunas casas de apuestas; alcanzó pronósticos cuotas equiparables a
cuánto paga el barcelona hoy por sus victorias en las grandes citas. Luego acabó dándose de bruces contra el muro de la estadística: jugó trece partidos, marcó cero goles y se marchó al cabo de los seis meses al Olympique de Marsella, acumulando una gran falta compromiso, de adaptación y de rendimiento. Curiosamente, en 1998 se proclamó campeón del mundo con su selección.
Rustu Reçber
Llevó al combinado turco a las semifinales del Mundial de 2002 y se consagró como el mejor guardameta del torneo, respaldado incluso por el mismísimo Pelé. Con estas credenciales, Rustu Reçber, que jugaba por aquel entonces en el Fenerbahçe, despertó el interés de conjuntos europeos tan potentes como la Juventus, el Liverpool, el Arsenal o el Barcelona. La temporada siguiente llegó gratis al Camp Nou como una de las incorporaciones estelares anunciada en la campaña electoral de Joan Laporta. Si bien es cierto que Rustu arrancó como titular en la Copa Catalunya y en los partidos de
UEFA, una lesión lo apartó del césped y se perdió el inicio del campeonato liguero, donde debutó en la jornada número 16. Desde ese momento, disputó cuatro partidos, encajó media docena de goles y fue señalado por varias cantadas notables, así que Víctor Valdés terminó quitándole el puesto. En el verano de 2004 retornó a su equipo de procedencia.
Keirrison de Souza
Brasileño con veinte años de edad, veinticuatro goles con el Palmeiras, la proyección de Ronaldinho y un precio de quince millones de euros. Keirrison de Souza encandiló a los ojeadores del Barça y en julio de 2009 fue presentado por todo lo alto en la ciudad condal. El delantero, que había firmado un contrato de cinco años y parecía una importante apuesta de futuro, no llegó a disputar un sólo encuentro con la elástica blaugrana, ni siquiera de carácter amistoso, y es que Guardiola, que era el entrenador en aquella temporada, jamás lo quiso en la plantilla. Keirrison fue cedido al Benfica al cabo de una semana, puesto que desde el cuerpo técnico creyeron que un periodo de adaptación le vendría antes de explotar en la ofensiva culé. Nada más lejos de la realidad. El jugador inició a partir de ahí un periplo de cesiones que lo llevó a jugar en la Fiorentina, el Santos, el Cruzeiro y el Coritiba hasta 2014, curso en el que finalizó su compromiso con el Barcelona.
Dmytro Chygrynskiy
Guardiola se enamoró de su salida de balón tras verlo jugar en las filas del Shakhtar Donetsk y le pidió a Laporta que lo fichara para reforzar el eje de la defensa. El central ucraniano Dmytro Chygrynskiy, del que se pensaba que podría convertirse en la pareja de Gerard Piqué por muchos años, costó veinticinco millones de euros y se vistió de corto en Barcelona durante la temporada 2009. Debutó en la segunda jornada de Liga y estuvo presente en once partidos más hasta que llegó el mes de enero. Aunque gozó de la confianza del técnico catalán, Chygrynskiy no llegó la mayoría de las veces a tener el nivel que se le presuponía; protagonizó innumerables pérdidas en situaciones comprometidas, pecó de lentitud en las coberturas y cometió varios penaltis innecesarios. Con esta grisura de por medio y un flagrante perfil de inadaptado ante el sistema táctico, sólo volvió a jugar un par de choques hasta el final de la campaña. En verano fue traspasado al Shakhtar por quince millones de euros.