(Avilés, 2001) en redes sociales, nos llevamos un buen susto cuando, recién terminada la cuarentena, vimos una foto suya en el hospital, pulgar arriba, pierna entablillada. Quienes no la siguen no sabrán que días antes había subido una foto sentada en la ventana de un tejado, guitarra en mano para amenizar la cuarentena a los vecinos, a la que todos habíamos contestado que se iba a caer. Es una de esas personas que da sentido a la palabra “
”. Toca, canta, compone, se está preparando para ser socorrista este verano, ama la naturaleza y las playas, está obsesionada con el derecho y la justicia, con conciencia social y
r. A parte de todo eso, es jugadora del
de Primera Nacional, aunque no es el único deporte que practica.
-Fútbol, Judo, surf…
-Escalada, lucha sambo… y no me quedan muchos más deportes por hacer.
-Siempre tenemos ese concepto en redes, en prensa, de la “futbolista profesional” que solo se dedica al fútbol, pero es que hay mucho más abanico dentro del fútbol femenino. En Primera Nacional no sois profesionales. Compagináis el fútbol con otros deportes, estudio, trabajo, ¿ves mucha diferencia entre el mundo de Primera Iberdrola y el vuestro?
-Yo siempre tendí a pensar que, si bien no soy profesional por contrato, sí lo soy en el de cuidarme, entrenar, pautar descansos, trabajos, cargas… obviamente no puedo compararme con una jugadora de primera división que se dedique exclusivamente al fútbol, porque ella tiene la posibilidad de hacerlo y yo no. Pero si te organizas y tienes el objetivo claro de ser lo más profesional posible, en Primera Nacional y en Reto puedes llegar a tener un rendimiento alto, si bien no tienes la misma preparación o dedicación.
-Entre todos esos deportes que hemos dicho antes, ¿qué posición ocupa el fútbol en tu escala de prioridades?
-Está el primero. Fue el que empecé a hacer desde pequeña y el que marca el resto de horarios de mi día a día. Empecé a jugar a fútbol con tres años, tengo veinte, y siempre ha sido el más importante.
-Tres temporadas en Nacional con el Femiastur –dos enteras y la del ascenso-, una con el Llanera. Club nuevo, ambiente nuevo, pero también competición con lavado de cara para hacerla nueva. ¿Qué tal ves ese cambio?
-La categoría de Primera Nacional en la que yo empecé a jugar hace cuatro años era mucho más táctica que la que veo ahora. Los equipos ahora están mucho más trabajados, y eso es verdad, pero a otros niveles, tal vez más físicos que de juego, un poco como el Depor al que nos enfrentábamos de aquella que ahora está en Primera Iberdrola. Veo un escalón mucho más alto entre esta competición actual y la que teníamos hace unos años. Es una manera de entender el fútbol distinta.
-Quizá un poco por los cuerpos técnicos, que están también más profesionalizados, con varios departamentos: entrenador, segundo entrenador, entrenador de porteras, readaptador, preparador físico… eso antes no lo tenía casi nadie.
-Creo que es un factor clave que hace que se entienda al equipo de otra manera. El fútbol en esta categoría ya no es un partido de amigas en el que entrena cualquiera y cualquiera vale. En todos los aspectos, se nota que hay un grupo de gente trabajando de forma más seria que antes.
-Y en las jugadoras, ¿también se nota ese salto de calidad?
-Sí, sobre todo en las más jóvenes. Equipos como el Racing o el Sporting B, que son muy jóvenes, que quizá por ser tan jóvenes les falta todavía un toque para estar más arriba de esta categoría, pero que trabajan tan bien que las ves y ya sabes que van a llegar a arriba. Ya no son cuatro niñas que subieron a Nacional porque había que completar el equipo, tienen una trayectoria, son filiales fuertes, y en un futuro van a dar qué hablar.
-El Llanera subió al cancelarse la liga, no se hizo playoff en Asturias, ¿crees que fue un poco precipitado?
-Aunque subimos “en los despachos”, como se dijo, íbamos a subir igualmente. Teníamos un grupo estructurado, habíamos trabajado mucho durante la temporada, y obviamente no podemos asegurarlo porque no pasó y no se sabe lo que podría haber sucedido, pero creo que si se hubiera hecho el playoff también habríamos subido nosotras.
-En tu caso te perdiste pretemporada y te perdiste toda la competición hasta el domingo pasado. Te lesionaste nada más terminar la cuarentena.
-Sí, la libertad de golpe me sentó un poco mal. El segundo día que nos dejaron salir de casa se acabó la temporada para mí, o eso pensaba.
-La lesión fue bastante dura.
-Me rompí el cruzado, los dos meniscos, y me tuvieron que quitar medio. A lo que es la recuperación de cruzado había que ponerle el freno de que me faltaba una parte importante de la rodilla. Que fuera en verano me ayudó. Soy una persona muy activa, la playa, no verme encerrada en casa, me ayudó mucho psicológicamente para afrontarlo de otra manera.
-Siempre que hablamos de lesiones de cruzado hablamos de jugadoras de Primera Iberdrola. Desconocemos ese proceso en una categoría como Nacional en la que no tenéis un departamento médico fuerte en el club que haga la operación y el seguimiento. En tu caso, ¿quién llevó tu puesta a punto?
-Al ser en una época entre temporadas, la Federación de fútbol no podía hacerse cargo. Tuve la suerte de que mis padres me apoyaron y me pagaron la operación y la rehabilitación, Rodas (médico de la Federación Asturiana) me llevó el seguimiento, me recomendó al Doctor Urbón, y una vez terminada la operación tuve todo el seguimiento por su parte del caso, se interesó mucho en él porque no era una persona que hiciera solo un deporte –hacía cinco- y tampoco era una lesión normal. Las revisiones fueron constantes. Y desde el club, aunque no tenemos un departamento médico que nos acompañe en ese proceso, me apoyaron mucho y pusieron a mi disposición a los fisios del club y materiales para la vuelta a la actividad.
-Y por fin la vuelta. Vuelves el domingo pasado, y marcas.
-Marco en el último minuto el 2-1 para dar los tres puntos. Surrealista.
-¿Qué se siente?
-No puedo ni describirlo con palabras. Y eso que después de ese día intenté bajar al suelo todo lo que había sentido, pero soy incapaz de contarte cómo fue. En el momento del gol me puse a llorar como una cría. No era capaz de gestionar la emoción de lo que estaba pasando. Fue un camino muy duro, en el que pensé que no iba a volver a jugar, en el que tuve muchas dudas. Volver ya era un subidón, volver así no me lo podría haber imaginado.
-¿El fútbol es un juego?
-No, desde luego que no. Los juegos son para pasar el rato y no te importan, y a mí el fútbol sí que me importa, incluso me afecta.
-Tienes 20 años. Te quedan 15 de fútbol si todo va bien. Vienes de una lesión dura, estás en una categoría que es buena para estabilizarte a tu edad y con tu recorrido. ¿Te marcas como objetivo crecer y, por lo menos, formar parte de un equipo de Reto Iberdrola?
-Es algo que siempre “sueñas”, pero no con la sensación de que vaya a llegar a cumplirse. Cuando eres pequeña siempre te ilusiona la posibilidad de jugar en la Selección, de jugar en un club grande, pero a medida que vas creciendo, y más en mi vida y en el ámbito profesional al que me quiero dedicar, soy consciente de que salvo que dé un salto de calidad enorme no es realista por mi parte esperar a dedicar mi vida a esto, porque no.
-Estás estudiando Derecho y ADE. Eres de esas jugadoras que por la mañana van a estudiar, por la tarde entrenan, en una categoría en la que es imposible hacer burbuja. Todo el tema Covid, ¿cómo lo estás llevando?
-Tengo una conciencia social muy alta con lo que está pasando y a mí no se me ocurre irme de fiesta, o cosas así. Intento ser responsable, llevar siempre mascarilla, y no andar haciendo locuras, porque sé que luego llegará el fin de semana, voy a hacer un test para jugar y si doy positivo no solo me comprometo a mí si no a todo el equipo. Y ya no solo por eso, es que detrás de un positivo hay posibles complicaciones, vidas que pueden verse afectadas, y hay que ser responsables con eso.
Desde el club nos transmiten eso, que hay que tener mucha cabeza. Los viernes llegan los tests y hay que pasarlos sin positivos. Al final, se trata de tener responsabilidad para con nosotras, para con el club, y también para con la sociedad.
-Quizá la categoría de Primera Nacional es la gran olvidada por medios, por aficionados e incluso por la Real Federación Española de Fútbol. También es la que más aplazamientos tiene por el protocolo y la que está encontrando más dificultades para terminar en las mejores condiciones. ¿Crees que se cambiará el protocolo, que se cancelará la liga o que todo va a seguir igual?
-No creo que se pueda cancelar la liga como pasó el año pasado. Si la cancelasen se expondrían a un foco mediático mayor que el del año pasado. Tienen demasiados frentes abiertos y saben que eso perjudicaría su imagen de forma terrible. En cuanto a cambios en el protocolo tras el comunicado de las jugadoras, si lo piden ellas desde Primera Iberdrola, imagínate cómo estamos las de Primera Nacional de desprotegidas. Ellas tienen que luchar por el cambio que beneficie a su trabajo porque es eso, su trabajo, y tienen que buscar unas condiciones mínimas de seguridad para ellas y para sus familias. Pero nosotras, que no nos jugamos “nada”, que en muchos casos el fútbol es una diversión más que otra cosa, que exponemos nuestra salud… Y no creo que sea que a los que deciden estas cosas les dé igual lo que pase con una categoría que no ocupa páginas de periódicos ni minutos de televisión, aunque en cierto sentido sí. Y eso es muy triste.
Creo que habría que darle una vuelta al protocolo, pero siendo conscientes de que el apoyo social que vamos a mover no va a ser el mismo que el del fútbol masculino. Entre nosotras nos apoyamos, yo apoyo rotundamente el comunicado de las jugadoras de Primera Iberdrola desde mi nivel, que es una Primera Nacional humilde. Pero creo que para que de verdad se muevan conciencias y se haga un cambio que beneficie a la competición de todo el fútbol femenino vamos a necesitar mucho más que eso.
-Ya para terminar, y dando por hecho que sí que se termina la liga, cómo ves al Llanera al final de esta temporada, cómo te ves a ti, y qué metas te marcas. Espero que una de ellas sea celebrar otro gol, y no llorando.
-Ya me puse el listón alto, pero habrá que intentar mantenerlo –dice riendo-. Creo que fue mi primer gol en Nacional, en la época del Femiastur jugaba de central. Soy una persona muy ambiciosa. El objetivo del equipo a corto plazo es conseguir la tercera plaza, no para luchar por un ascenso como tal porque somos realistas, pero sí tener una tranquilidad para pasar el final de la liga sin estar jugándonos algo vital. Y a largo plazo, a nivel personal, ganar confianza de cara a aportar la temporada que viene el 120%.
Después de ver al equipo siete meses desde fuera y verlo por fin desde dentro te hace entender las cosas de forma completamente distinta. Tenemos buen equipo. Estamos bien trabajadas, Carlos ha conseguido hacer un grupo fuerte, con incorporaciones nuevas y salidas importantes, y aún así nos supo cohesionar. Si conseguimos terminar esta temporada bien, la segunda fase de la liga nos permitirá hacer cambios y pruebas para una temporada nueva en la que poder plantearnos objetivos más ambiciosos.