La portera del Sevilla repasa en Futboleras el rendimiento de las andaluzas hasta la fecha, su paso por el Deportivo y sus objetivos como futbolista y persona.
Hay futbolistas que dentro de su etapa deportiva tienen dos carreras totalmente distintas. Es el caso de Esther Sullastres (Torroella de Montgrí, 1993) que, a los 24 años, en un partido entre el Zaragoza y el Madrid CFF sufrió una grave lesión de rodilla y se quedó sin equipo mientras se recuperaba. Pero tras una cantidad de trabajo incalculable regresó a los terrenos de juego siendo una jugadora completamente nueva. Y no solo eso, sino que todo el tiempo de lesión le sirvió para mejorar como persona y ver su carrera de una forma muy diferente.
Tres años y medio más tarde de esa fatídica lesión,
la ‘nueva’ Esther Sullastres dejó atrás su maravillosa etapa en el Deportivo Abanca este verano para seguir en la Primera Iberdrola de la mano del Sevilla. En la capital andaluza ha llegado a un equipo con ganas de mejorar la octava plaza del año pasado, con una ambición firme y se ha reencontrado con
Cristian Toro, un entrenador clave en su carrera. Con todas las herramientas que desea una gran portera,
Sullastres está capacitada para ser una de les referencias bajo palos de la Primera Iberdrola, pero siendo su versión actual y sin volver a la portera que fue hace años.
Empezando por el presente, ¿está el Sevilla donde lo queríais cuando empezó la pretemporada?
No, éramos muchas nuevas incorporaciones y eso lleva tiempo para hacer el equipo e impregnarse del sistema de juego y la filosofía. Las primeras jornadas hubo resultados que no deseábamos con una derrota en Eibar y también, en la tercera jornada, una derrota que no iba con nuestro juego. Eso sí, en las últimas jornadas nos hemos ido encontrando, llevamos cuatro sumando y poco a poco se va viendo un equipo rocoso en defensa, más creativo y estamos en línea creciente.
Y esta línea acaba antes del parón con el 3 a 0 ante el Real Madrid. ¿Está el Sevilla pletórico de ánimos tras esa victoria?
Claro. Es verdad que el Madrid está donde está, pero no tenemos que olvidar las jugadoras que tiene. Si analizamos individualmente, la inversión económica del club y cómo vienen jugadoras mentalmente del año pasado en una temporada muy buena, forman parte del top3 de la liga. Pero el fútbol también demuestra que es un deporte de equipo y eso tiene que ver con todas, con el bloque. La victoria contundente supuso un chute de moral.
Igualmente, has comentado que el Sevilla no empezó como quisisteis. Pero entre derrotas, el objetivo que sí habéis conseguido es manteneros invictas en casa. ¿Eso es vital para que tengáis una temporada exitosa?
Sí, uno de los objetivos que nos hemos propuesto es no perder ningún partido en casa o competirlos todos hasta el último minuto; al final el fútbol son detalles y puede pasar cualquier cosa. Consideramos que nuestra casa es un fortín y así ha estado. Empatamos a 0 contra el Levante y también contra el Athletic Club, el primero un equipo que hizo muy buen papel en la previa de Champions y el segundo uno que ha mejorado mucho respecto al año pasado y está en una muy buena dinámica. Empatarles en casa son dos muy buenos resultados, aunque solamente se sume un punto. Además la última victoria que hemos comentado, que explica la línea de crecimiento que estamos teniendo.
Con todo ello, llegáis al parón novenas. ¿Es la posición por la que pelea el Sevilla, el equipo aspira a un lugar más alto o el objetivo es salvar la categoría?
El objetivo, para no volvernos un poco locas, sería mejorar la temporada pasada. El Sevilla quedó octavo y ese sería el objetivo: mejorar goles a favor, en contra y quedar en mejor posición. No tenemos que volvernos locas y pensar en tener que hacer esto, lo otro, pensar en Champions… Al final, somos un equipo que sigue en crecimiento y esto es una carrera de fondo.
Esther Sullastres deteniendo un penalti a Olga Carmona en el Sevilla 3 - 0 Real Madrid | Foto: Sevilla FC
¿Y en la Copa de la Reina? El año pasado el equipo consiguió una clasificación muy meritoria para la competición. ¿Hay un objetivo marcado?
Bueno, en dos de las últimas tres temporadas el equipo llegó a las semifinales, así que el objetivo podría ser llegar a una final, por ejemplo. Pero ahora mismo estamos centradas en liga y no se ha hablado de la Copa. Igualmente, con el precedente de las semifinales, el objetivo sería superarlo.
A parte de encajar nuevas piezas, ¿la dificultad puede recaer en la de encontrar nuevas referentes porque algunas del año pasado no están? Por ejemplo Claudia Pina…
Sí, exacto. Al final Pina hizo una muy buena campaña, siendo una jugadora diferencial. Encontraba líneas, encaraba, lo probaba desde fuera del área… te daba puntos. El error sería intentar jugar como si el grupo fuera el del año pasado y, al principio, puede ser difícil encajar las piezas. Creo que ese pudo ser el error que cometimos todas en el inicio de temporada. Hay que darse cuenta que son jugadoras distintas, que requieren de un esquema distinto y probamos diferentes cosas, con futbolistas en diversas posiciones y creemos que ahora nos estamos encontrando cómodas.
Dentro de esta liga, uno de los entrenadores más bien valorados por todos es Cristian Toro. Con él coincidiste en Valencia.
Sí, dos años.
Busco jugar y entrenar en un campo de césped natural
¿Una de las razones por las que llegaste a Sevilla es Cristian Toro? ¿Qué hace que su trabajo y sus resultados sean tan buenos?
Sí, una de las razones es Cristian Toro y puede parecer una tontería, pero también busco jugar y entrenar en un campo de césped natural. Aquí se juntaban ambas cosas y el Sevilla es un club grande, tiene recursos de campos, de gimnasio, de personal, económicos, mediáticos… Es un lugar ideal para crecer.
Y para mí lo que tiene Cristian Toro es que es una persona profesional. Cuesta encontrarlas, el fútbol femenino está en crecimiento y nos faltan muchas cosas, siendo una de ellas que esto sea una liga profesional y haya cuerpos técnicos profesionales. Él lo es y creo que aquí en Sevilla se ha rodeado de recursos y es capaz ahora de hacer más, comparado con mi etapa con él en el Valencia hace 4/5 años. Es muy exigente, va al detalle y, a parte, tiene mucho tacto personal. Sabe que, antes que una jugadora, hay una persona y sabe cómo exprimirla a nivel emocional, buscando su estabilidad. Eso hace que cuando una persona está bien fuera del campo también lo esté dentro. Además, siempre te hace sentir parte del proyecto. Juegues más o menos, siempre tiene una charla que te hace sentir partícipe de lo que está pasando y que las situaciones se pueden revertir, para bien y para mal. Si estás jugando, que sepas que tienes que apretar para intentar dar más y si no estás jugando, te da las herramientas para resurgir.
En eso de jugar más o menos, en tu segunda temporada en valencia coincides con Tiane Endler, viendo tu protagonismo reducir. Por cómo te sientes ese año, ¿coges ese recuerdo para escoger Sevilla y volver a trabajar con Toro?
Es verdad que en esa temporada, a nivel futbolístico, prácticamente fue un cero, porque disputé siete partidos. La protagonista era Tiane y nadie lo discutía, porque es una gran portera. Pero yo, a nivel personal, noté un crecimiento quizá a base de cosas malas como sentirme mal porque no jugaba o cómo podía exprimirme más para ser tanto mejor jugadora como compañera. Es un poco contradictorio decir que un año en el que has jugado siete partidos ha sido la mejor en crecimiento deportivo y yo pienso que tiene mucho que ver con el entrenador, con el cuerpo técnico. A mí me interesaba volver a vivirlo como un reto; ahora han pasado 4/5 años, creo que he madurado a nivel personal, las situaciones las afronto de una manera diferente, puedo llegar a conseguir ser la portera que ella quiere o puedo aportar lo que él busca que aporte. Eso no era capaz de hacerlo en el Valencia.
No quiero sentirme como lo hacía antes. Tenía muchas inseguridades, estaba cabreada, buscando excusas continuamente
¿Consideras que has tenido dos carreras? Una antes y otra después de la lesión
Sí, porque creo que todo pasa por algo y diría que la lesión me vino incluso bien. Fue un momento de pausa, en un tramo caótico de cambios, querer ser protagonista y quizá pecar de egoísmo. Ese momento sirvió para parar y ordenar las prioridades. Una vez volví, creo que me convertí en una persona diferente. Soy más feliz jugando y entrenando, más empática, valoro el momento actual y esto también te hace rendir a nivel deportivo. Esto lo agradezco porque, si no hubiera tenido la lesión, quizá no me hubiera llegado y me hubiera estancado en el egoísmo, el egocentrismo, la búsqueda del protagonismo y eso no es bueno; hay mucha gente que se queda en ese camino.
Dentro del campo, ¿crees que te sentirás la portera que era antes o estás convencida que no quieres ser esa portera?
Sí, yo no quiero sentirme como lo hacía antes. Tenía muchas inseguridades, estaba cabreada, buscando excusas continuamente… La aceptación de la situación y cómo lo has hecho es clave. Si la has cagado aquí, pues lo has hecho, a seguir trabajando y mejorando. Ahora me gusta como soy y creo que estoy progresando día a día, tomándome las cosas de manera diferente, más objetivamente, para poder sacar el jugo a todo. Me gusta cómo estoy.
A nivel personal, toca hablar del Deportivo. En tu carrera, más allá del Estartit, has estado poco tiempo en los clubes. ¿No sé si en el Dépor creíste haber encontrado una casa para mucho tiempo, incluso hasta el final de tu carrera?
Sí, yo tenía pensado retirarme allí. Estaba cómoda, estaba bien y es una ciudad muy futbolera que sigue el fútbol femenino y con ello teníamos mucha afición. Yo me sentía muy bien acogida y si estás bien en un sitio que además te ha abierto las puertas tras una lesión, ¿para qué cambiar de aires? No me lo planteé y, de hecho, cuando descendimos, quise dejar el fútbol. Quise volver a casa y seguir con mi carrera, estudiando en Zaragoza. Pero mira, decisión de última hora, tuve la propuesta del Sevilla y me lancé de cabeza a la piscina. Al final me gusta mucho el fútbol. He estado viviendo el fútbol femenino 14 años, haciendo viajes de 14/15 horas en autobús, sin convenio colectivo… y ahora, que puede ser una liga profesional, ¿voy a dejar el barco? Tenía esta espina clavada.
Cuando descendimos quise dejar el fútbol
Y la opción de bajar con el Dépor y jugar en Reto Iberdrola, ¿te la planteaste?
Sí, tras bajar yo pensaba en continuar en
Reto Iberdrola, que se está convirtiendo en una liga más o menos bonita, lo que sería Primera hace unos diez años y eso irá en crecimiento y seguirá mejorando el nivel. Creo que era una liga en la que podía hacer un buen papel y también se hablaba de quedarnos entre muchas jugadoras que al final se fueron. No lo veía una mala opción, pero una también busca nuevos objetivos y, teniendo una propuesta como la que tuve del Sevilla, pues es muy golosa.
Igualmente, mi prioridad era quedarme, pero no me sentí profesional al 100%, que el entorno no me devolvía esa profesionalidad; no sé exactamente cómo decirlo. En un club grande, era una sección amateur y eso es muy frustrante.
Pero por muchos motivos que tuvieras para dejar el Dépor, sigue siendo una decisión que cuesta muchísimo y, quizá es extrapolar, pero ¿te planteas la retirada porque no te ves jugando en ningún otro sitio?
Sí, considero que me he llenado a nivel de felicidad jugando al fútbol. Quizá también fue porque, tras lesionarme, como he dicho lo valoré y disfruté todo mucho más, cuando antes estaba más tensa, nerviosa o enfadada. Por ello, vi estos momentos de felicidad y me vi tan llena… Al final, tantos años en la élite, tengo una Liga, he ganado una Copa, he sido internacional y tengo una medalla con la selección, he ido a campeonatos europeos; he vivido muchas cosas que no todo el mundo puede decir y llegué a pensar que había llegado al culmen de mi carrera deportiva.
Entonces, por ejemplo, ¿te ves jugando 2 años y retirándote? ¿O ahora que has empezado la aventura en Sevilla vuelves a sentirte con fuerzas para continuar lo que haga falta?
No sé lo que pasará cuando acabe la temporada, porque puedo acabar harta a nivel mental. Como la liga no es profesional, pero el equipo en el que estoy es muy exigente, acabas el año muy exprimida. Hay que dar el 100% siempre, estar al máximo nivel porque a la mínima que bajas un poco tienes bronca o posible repercusión con ser suplente; es mucha presión. Así que, yo jugaré hasta que mi cuerpo o mi mente diga, es muy fluctuante. El fútbol son estados de ánimo, una frase que se dice mucho y que es real, porque cuando pierdes estás jodida y cuando ganas eres feliz. A veces deberíamos trabajar más en dejar a un lado los resultados y centrarnos en nuestro día a día, pero es inevitable no sentirse así en base a resultados. Y es verdad que no he estado más de dos años en un equipo, pero te juro que mi intención, cuando llego a un sitio, es quedarme para siempre. Pero al final, por no estar bien o no adaptarte, acabas yéndote porque la salud mental es prioritaria. Ahora he llegado a Sevilla y ojalá quedarme; sean 5 años o los que me queden.
Si el fútbol son estados de ánimos, ¿tu primera temporada en Abegondo es vital para convertirte en la jugadora que eres ahora?
Tiene que ver, sí. Yo llegué al Dépor y no había acabado un entrenamiento o ni había hecho entrenamiento en el césped. Estuve sin equipo, haciendo trabajo de gimnasio y llegué allí dudando sobre si podría hacer un giro, un cambio de dirección, saltar como lo hacía o ir a la velocidad a la que iba. Iba con esa inseguridad. Pero bueno, tuvimos un gran inicio, hicimos luego una cuarta posición, casi eliminamos al Barça, remontamos un 3-0 en el minuto 82. Fueran una serie de situaciones que me hicieron sentir capaz y me hicieron darme cuenta que por eso había luchado todos esos meses, para vivir días como aquellos.
Esther Sullastres, en su etapa con el Deportivo Abanca | Foto: RCDeportivo
Con todo esto vivido en tu carrera y volviendo al presente, hablando de tu inicio individual en el Sevilla. ¿Cómo te sientes?
Al principio me costó la adaptación, no te engañaré, porque fue un cambio radical de vida. De norte a sur; lo primero que viene a la cabeza es la temperatura cuando piensas en Sevilla y te condiciona todo en tu día a día. Entrenábamos a las ocho de la mañana y este es mi primer año entrenando por la mañana, todo mi reloj biológico al máximo nivel está hecho para entrenar las tardes desde hace 15 años. Estos pequeños cambios hicieron que me costara un poco dar el 100% y a eso se le añade que estoy en un equipo nuevo y tengo que conocer a las jugadoras. Lo más normal era no empezar jugando y lo tenía que aceptar, no estaba al 100%. Cristian me conoce, sabe lo que puedo dar y sabía que podía dar más. Las primeras 3/4 semanas tenía que jugar la que mejor estaba y a mí me tocaba apretar e intentar mejorar para ganarme el sitio. Yo sabía que llegaría la oportunidad y, cuando llegara, quería estar preparada.
A final de temporada, ¿qué desearías poder decir que has cumplido esta temporada?
A nivel deportivo me gustaría jugar, todo lo que pueda y, cuando me toque hacerlo, ser mejor en algunas facetas que dan más problemas a las porteras. Por ejemplo el juego aéreo o no regalar ningún balón con los pies. El objetivo es pasar un poco desapercibida de manera positiva, es decir, un partido de 3 a 0 en el que la portera interviene, pero cuando le toca hacerlo, lo hace bien. Quiero esa consolidación.
Como persona, quiero tomarme las cosas positivamente y saber sacar el jugo a todo. De lo negativo también se puede sacar, aunque parezca que no.
Para acabar, una de las cosas que has repetido es que quieres estar en un ambiente profesional. ¿Qué opinión tienes sobre esta “liga profesional”?
Se habló mucho que esta liga iba a ser profesional y luego tenemos los mismos problemas de siempre. La mitad de los equipos, prácticamente, juegan en césped artificial, hace unas jornadas se retrasó el partido del Rayo porque el campo no estaba en condiciones y tuvieron que tiran caucho para arreglarlo… estas cosas deberían acabarse si queremos esta liga. Y ya no me refiero a nivel económico o mediático, con el ruido que hay con los derechos de televisión, sino de estas cosas. Cuidarnos como deportistas, como atletas y tener unos buenos campos, programas de preparación física, nutricionistas. Es verdad que hace falta que alguien invierta para tenerlo, pero nadie pide cobrar como los hombres y tener un sueldo mínimo de 200.000 euros al año, que nadie se preocupe. Se piden campos de césped natural, que las jugadoras no estén desprotegidas y que los viajes sean lo más cómodos posible. No ir 15 horas en autobús, jugar y volver 15 horas más. Si queremos una liga profesional y no hay recursos, deberíamos plantearnos qué está pasando y cómo deberíamos cambiar. Todos, porque la liga la formamos todos los equipos.