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El fenómeno Del Estal

LA ENTREVISTA
08/07/2020 | Andrea Menéndez Faya
Eli del Estal triunfa en la WK League, lidera la tabla de goleadoras y se ha convertido en un fenómeno mediático.
El fenómeno Del Estal
Hyundai Steel Red Angels

El italiano Otorrino Barassi encargó la primera Copa Mundial de Fútbol para el Torneo de Uruguay de 1930. Aquel trofeo, de oro puro y piedras preciosas, lo guardó en una caja de zapatos en lo alto de un armario para esconderlo de los nazis hasta que pudo entregárselo al directivo de la FIFA que fue a recogerlo a su casa. En 1966, aquella copa estaba expuesta en una vitrina de Londres, dónde sino, si había ganado Inglaterra el último Mundial disputado, aquel en feudo inglés, con polémica victoria frente a Alemania en la prórroga. Alguien logró colarse en la exposición a última hora y, aprovechando una brecha de seguridad, robó el trofeo, en una especie de justicia poética: Inglaterra le había robado el Mundial a Alemania y alguien se tomó la justicia por su mano para arrebatarles la copa. Los de Scotland Yard se volvieron locos buscándola, no podían encontrar ninguna pista fiable hasta que soltaron a un perro llamado Pickles por las calles de la capital. Pickles, por supuesto, la encontró, envuelta en cartones y cinta aislante, enterrada en el jardín trasero de una de esas casas londinenses de ladrillo rojizo y ventanas pequeñas. En 1983, en Río de Janeiro, cuatro delincuentes argentinos la volvieron a robar, pero esta vez ya no se pudo recuperar. El oro fue fundido y vendido por partes. Todas las Copas Mundiales que hemos tenido desde entonces son imitaciones de una réplica exacta de aquella que está escondida en la cámara acorazada de la FIFA de Zúrich. En España, sin embargo, cuando escuchamos la palabra “robo” cerca de “Copa Mundial” solo pensamos en Corea del Sur, la camisa de Camacho, la vena del cuello de Fernando Hierro, y el balón que no salió de Joaquín. 


Hemos tardado dieciocho años en encontrar quién vengue el cabezazo anulado de Rubén Baraja a la red en las porterías de Corea del Sur. No nos devolverán la fase del Mundial que nos arrebataron, pero Eli del Estal ya ha enchufado tres de sus cuatro goles con ese modus operandi, aprovechando los centímetros de más y su potente salto. 


En el fútbol coreano los jugadores más altos son los centrales, tanto chicos como chicas. Aquí no se trabaja mucho la táctica, conceptos como los centros laterales que machacamos tanto en el fútbol europeo, prácticamente no se entrenan, y ahí tengo ventaja. En el último gol, ninguna de las dos defensas me marca por delante, tengo hueco para rematar, y eso hace más fácil poder finalizar las ocasiones que generamos. Físicamente no hay tanta diferencia, pero puedo aprovechar ese hándicap que tienen a la hora de aprovechar la altura de sus centrales, que son tan altas como yo. 


Cuando, allá por febrero, la delantera cántabra recibió por segunda vez la oferta surcoreana, pasaba por un momento delicado en lo profesional. El Espanyol no carburaba. Ferrón no contaba con ella, había pisado banco y grada desde su llegada, y, aunque el corazón tiraba por intentar salvar al equipo que considera tan suyo, no podía volver a dejar pasar ese tren. 


En Navidad aún pensaba que teníamos margen para salvarnos. Habíamos estado otras veces en situaciones difíciles que logramos remontar, creía de verdad que podía ser igual, que podíamos luchar por salvarnos. Pero mi papel pasó a ser secundario, prácticamente inexistente. Había hablado con mi círculo cercano que, aunque el Espanyol bajara, si las cosas cambiaban, me gustaría quedarme allí para intentar devolverlo a Primera, pero no tenía claro que las cosas fueran a cambiar, que volviera a contar con minutos, que pudiera disfrutar del fútbol otra vez allí. Cuando sonó el teléfono por segunda vez, tuve que tomar una decisión. Hoy por hoy no me arrepiento, el Espanyol se salvó con la cancelación de la liga y yo estoy aprendiendo, jugando y disfrutando. Hemos tomado caminos distintos pero tal vez haya sido lo mejor para los dos. 


Tras dos pretemporadas para salvar la crisis sanitaria del Covid-19 en un país que se toma las cuestiones sociales muy en serio, la WK-League arrancó el 15 de junio. GolTV retransmitió el partido, algo impensable hace apenas unos meses: un partido de la liga surcoreana de fútbol femenino retransmitido en directo y en abierto para el público español para ver debutar a una jugadora que lleva apenas seis años en activo, que dejó el atletismo para hacerse futbolista y que, a base de carisma, se ha hecho un hueco en el fandom hasta tal punto que seguimos su periplo por Asia. 


Más allá de la ilusión que nos pueda hacer ver a Eli jugar en Corea –dice Paloma Monreal, colaboradora de El Patio- lo más importante es que mucha gente ha encendido la televisión esta cuarentena buscando fútbol, y se ha encontrado un partido de la liga femenina surcoreana, ¿por qué? Porque hay una española jugando allí. La gente va asumiendo la profesionalización del fútbol femenino a base de que aparezca en los medios y se retransmitan partidos. Esto contribuye a que cale en la gente algo que ya es una realidad: las mujeres pueden ser futbolistas profesionales. En España y en el extranjero. Ver a Eli en Corea nos abre, además, otro punto de vista: las futbolistas españolas pueden irse a otros países a jugar. Pueden llegar a jugar en Asia, igual que muchos futbolistas españoles que han jugado y juegan allí. Ya no son solo los chicos los que pueden vivir del fútbol en aquellos países. Ver a Eli debutando a través de GOL abre un nuevo tema de conversación “¿sabes que hay una española jugando en Corea?”. Sabíamos que Vero estaba en Estados Unidos, pero poca gente que no sea aficionada habitual del fútbol femenino sabe que está Celia, que ha estado Laura del Río… a pesar de que las redes sociales ayudan mucho a la difusión, la televisión sigue siendo un medio con gran alcance. Sintonizar una cadena nacional y poder ver a Eli del Estal debutar en la WK League ayuda y contribuye mucho al crecimiento del fútbol femenino español. 


Eli del Estal


El Hyundai Steel Red Angels de Incheon sumó los primeros tres puntos de esta temporada sin que Eli del Estal viera puerta. La tuvo en dos ocasiones, pero los nervios hacían la portería pequeña y el balón demasiado grande. Tampoco ayudó que el balón cayera siempre a su pierna mala. El segundo partido no lo disputó: mal campo, rival accesible. Choi In-Chol, su entrenador, decidió que era mejor reservarla, utilizarla solo si los 90 minutos se hacían neomu olae.


Le encanta el fútbol europeo. Nos pone partidos de la Premier, de la liga española, de los equipos donde juegan jugadoras coreanas… es diferente al resto de entrenadores de la liga. Estamos a punto de terminar la primera vuelta con mejores resultados que en años anteriores en cuanto a goles encajados y marcados. Él le ha dado algo diferente al equipo, algo que lo hace impredecible. El fútbol coreano es muy sistemático, los equipos siempre juegan con el mismo estilo, temporada tras temporada. Es un “ordeno – ejecuto”. A mis compañeras les está costando asumir el cambio, pero estoy segura de que les hará evolucionar. Es un cambio necesario. Ha roto el sistema, ahora tienen que tomar decisiones por sí mismas, y eso lleva un tiempo de adaptación, por eso no estamos jugando tan bien como querríamos, aunque los resultados acompañen. Conforme pase el tiempo, evolucionaremos como equipo, nos entenderemos mejor y tendremos un fútbol más vistoso, más europeo, que es lo que él pretende. 


El 25 de junio jugaban contra un equipo llamado a ser la revolución del torneo, el Gumi Sportstoto FC, que, en su tercer año tras la formación, había presentado buen juego y buenos números para discutirle el liderazgo al Red Angels. 21 minutos tardó Eli en abrir la lata de una goleada en la que marcaría también, cómo no, de cabeza.


Una delantera vive de goles. Somos felices cuando se gana, pero si no metemos gol salimos del campo con una sensación agridulce por no haber cumplido la tarea que se nos pide. Cuando volví a marcar me sentí completa, feliz. Sí que es cierto que cuando estoy en el juego estoy tan concentrada que, al terminar, ni siquiera me acuerdo de cómo han sido esos goles y tengo que volver a verlos, tengo la adrenalina tan alta que se me olvidan. Pero marcar fue un subidón.


Fue empezar y no parar, el 29 de junio firmó su segundo doblete, las víctimas fueron las jugadoras del Changnyeong. En aquel partido, Eli marcó uno de los goles más rápidos de la historia del fútbol coreano –la falta de registros nos hace imposible saber si es el más rápido de la historia del fútbol femenino del país-. A los 39 segundos cabeceó a la red un centro de Lee Se-eun. Marcaría otro gol minutos después. Siempre la referencia en ataque, la punta de lanza de un equipo al que le cuesta crear juego por el interior y mete balones al área esperando a que ella los cace. En el último partido, el pasado lunes, pudimos verla jugar apenas cuarenta y cinco minutos. Los técnicos rivales ya se saben su nombre. Las jugadoras buscan su dorsal. Cada vez que Eli recibía la pelota en el partido que enfrentó al Red Angels con el Boeun Sangmu, dos jugadoras amarillas la presionaban por la espalda y dos venían rápido a provocar la falta o robar la pelota. Marcaje de dibujos animados.


Hay algo muy curioso en este partido: el Sangmu es el equipo del ejército surcoreano. Es el equipo más profesional de todos los que componemos la liga. Son muy físicas, con músculo, muy potentes. Van al choque, que ya estoy acostumbrada a entradas fuertes porque las árbitras aquí son muy permisivas y en todos los partidos nos hacen faltas que en España sería impensable no pitar, y se hace muy incómodo. En mi equipo, además, salimos perjudicadas por ese juego porque son futbolistas muy técnicas, y les están haciendo faltas constantemente, faltas que tienen que ser muy graves para que piten algo. Es difícil cambiar el chip y buscar una forma de jugar que te permita salir de ese bucle de choques y patadas. En este último partido me costó especialmente porque el marcaje era constante. 


Cuando llegó a Corea, le anunciaron que llevaría el 10 a la espalda. Estábamos poco acostumbrados a ver su camiseta con otro número que no fuera el 9 en blanquiazul, a ella también se le hacía raro, pero el motivo es tan icónico como sencillo: el 10 se reserva a los grandes jugadores, a los llamados a ser estrella y faro del equipo. Eli no estaba acostumbrada a ese papel, pero desde que pisó suelo coreano sus compañeras se han afanado en hacerla sentir fundamental para los resultados del equipo.

 

Las compañeras te dejan ser protagonista, quieren que seas importante, y eso, al final, provoca mucha presión. Cuando el partido va 0-0 te buscan constantemente porque creen que eres la que tiene que marcar la diferencia. Incluso, a la hora de celebrar los goles, cuando son los míos, vienen para celebrarlos todas juntas. Cuando marca otra compañera, a veces ni los celebran. Te consideran una estrella, la persona destinada a sacarlas de apuros, la que tiene que dar garantías en el campo. Eso es una responsabilidad muy grande a la que no estoy acostumbrada. Soy la jugadora menos técnica del equipo, en los entrenamientos vienen a enseñarme cosas, a aconsejarme sobre controles o regates, y esto me beneficia mucho porque es mi mayor carencia, pero siento una protección y a la vez una responsabilidad para con ellas muy grande. 


El Hyundai Steel Red Angels celebrando un gol


A nivel mediático, tanto en España como en Corea, Eli se ha convertido en un fenómeno imprevisto. El Fenómeno Del Estal. Ha triplicado sus seguidores en redes sociales, se ha creado una necesidad nueva en cuanto a ver y comentar sus partidos en el ruido conversacional de Twitter, ha hecho más entrevistas en las últimas semanas que en toda su carrera como futbolista y se ha convertido en un reclamo para el deporte coreano. 


Aquí el fútbol se vive distinto. Muchos de los seguidores nuevos que tengo en redes sociales son coreanos, y ni siquiera pueden venir al estadio por el Covid-19. Cuando salí de España creía que nadie se iba a acordar de mí, yendo a un país extranjero y del que además sabíamos muy poco en cuanto a su nivel futbolístico, pero (también por las circunstancias excepcionales que hemos vivido) se ha hecho un seguimiento increíble. Mis compañeras me preguntaban “pero, ¿de verdad van a retransmitir el partido por la televisión?” aquí se retransmiten por Youtube y tienen muchos espectadores, pero para ellas ver un partido de nuestro equipo en una televisión internacional, que además es específica de fútbol, les parecía increíble. Veían una y otra vez el vídeo promocional y me preguntaban “¿pero esto es de verdad?”. 


Esa escasa repercusión en medios de comunicación grandes del fútbol femenino coreano choca frontalmente con la constitución de una competición prácticamente profesional, en la que inversores, clubes y federación van de la mano para crear un producto potente y capaz de competir en el mercado asiático con los mejores. No en vano, el equipo de Eli del Estal es propiedad de Hyundai, que a su vez patrocina a toda la WK-League, una competición que económicamente da un repaso a muchas europeas. 


Aquí me he dado cuenta de que la Selección no sería nada si los clubes no colaboran en que las jugadoras estén en un estado físico perfecto durante todo el año. Ellas agradecen al club los esfuerzos que hacen para que estén perfectamente entrenadas, lo valoran profundamente. La profesionalización hace que estén más tranquilas en cuanto a la preparación física y mental para que, llegado el momento clave con la selección, puedan rendir al 100%. Profesionalizar la Primera Iberdrola nos daría un impulso tremendo a nivel de selecciones. 


Los clubes y la Federación tienen que entenderse e ir de la mano en esto, se hacen bien mutuo. Conseguir que el fútbol femenino español sea profesional tiene que ser trabajo de todos, porque a todos nos va a venir bien, a las jugadoras, a los clubes, a la selección, a los patrocinadores y a los aficionados. Aquí ese trabajo está hecho, se ayudan entre todos para conseguir el mismo objetivo, que es una Selección competitiva. Hay buen ambiente de trabajo. Los delegados de la Federación vienen a la ciudad deportiva, se interesan, se preocupan por cómo estamos las jugadoras, tienen buena relación y se ayudan entre ellos para que el fútbol femenino crezca. En Corea hay apenas cuatro mil futbolistas federadas, en España esas cifras las tenemos ya solo en las territoriales pequeñas. Y han conseguido que, aunque sean tan pocas, sean profesionales y estén valoradas. Los patrocinadores invierten en ellas, en una liga que disputan solo ocho equipos hay muchísimo más dinero invertido en comparación con las tres categorías nacionales españolas. Quieren que este deporte sea potente, no se ponen trabas, buscan el bien común.


El Hyundai Steel Red Angels es el equipo más laureado y dominador absoluto de la competición de las últimas siete temporadas. Va camino de serlo una octava. Sus instalaciones y personal están un par de escalones por encima del resto, incluso un escalón por encima de la práctica totalidad de equipos españoles. Sin embargo, su potencial económico y, sobre todo, de marketing, es notablemente inferior al que podríamos rescatar de varios equipos españoles. 


Pertenecer a una estructura grande te da seguridad. El FC Barcelona lo ha demostrado, se han convertido en un ejemplo, la sección es autosuficiente y rentable. Y ahora, con la llegada del Real Madrid, nada debería entorpecer a la Primera Iberdrola para convertirse en un producto nuevo y atractivo. Cuando miro alrededor en el vestuario, veo merchandising del Barça y del Madrid por todas partes: neceseres, llaveros, ¡hasta chanclas!. El escudo de los dos equipos más reconocidos fuera de España es una marca más. Una marca que ahora tenemos en el fútbol femenino. Todo lo que puede mover ese partido, que no es el partido más relevante de la historia del fútbol femenino español de momento, pero que la gente que lo empieza a seguir ahora es lo que busca y acabará convirtiéndose en un clásico, nos va a dar un impulso enorme a la hora de vender la Primera Iberdrola.


El fútbol femenino coreano es la carta de presentación de muchas jugadoras para su Selección Nacional, que es el objetivo principal por el que trabajan, entrenan y compiten desde pequeñas las jugadoras. Sus categorías inferiores tienen un potencial extraordinario, han llegado incluso a finales de Copa Mundial. El deporte es un escaparate para el país, un ejemplo para demostrar las cualidades y la cultura coreanas, un reclamo turístico para dar a conocer a un país que tiene fuertes competidores en su entorno geográfico para atraer a europeos y americanos, tanto de visita como para invertir en suelo nacional.  


Aquí el fútbol es diferente a nivel mediático, por la calle nos reconocen, siguen a su selección a nivel fanático, y mi equipo es el que más jugadoras aporta a la Selección Coreana. Para ellas vestir la camiseta de la Selección es lo más importante, es a lo que dedican su carrera. Todas llevan la bandera y el escudo de la selección en la mochila, siguen los partidos de todos los jugadores internacionales… Pero no solo pasa con el fútbol, pasa con todos los deportes del país: la gimnasia, el volley, hasta la selección de tiro con arco, que tienen la ciudad deportiva aquí, en Incheon, y entrenan a veces con nosotras. Corea del Sur quiere que el deporte funcione, ayudan a que salga adelante porque saben que si triunfa saldrá en Juegos Olímpicos, en Mundiales, y eso atraerá gente a conocer el país. 


España debería hacer lo mismo, aprovechar el potencial de nuestra liga para darnos a conocer en Europa. Con las jugadoras y los clubes que tenemos es imposible que las marcas y los inversores no se estén fijando en nuestro país. Ahora mismo, además, es fácil y hasta barato: salen en la televisión, los seguidores están aumentando, la calidad de juego es increíble… la Primera Iberdrola es tremendamente atractiva y está mal explotada, sobre todo en comparación con lo que estoy viviendo aquí. Pero en Corea el crecimiento está por encima de todo. Creo que en España se piensa más en la rentabilidad a corto plazo. Tenemos que cambiar la mentalidad, convertir el fútbol femenino en el mismo producto que se convirtió el masculino en su día para conseguir los mismos éxitos.


El paso de Eli del Estal por la Selección Española Promesas fue breve, prácticamente anecdótico. Sin embargo, para sus compañeras, es un orgullo ver las fotos de aquellos entrenamientos y el partido en el que se enfrentó con la Absoluta en Las Rozas. Hace que el vínculo emocional entre la pasión coreana por su selección y la experiencia de Eli en la suya se fortalezca. 


Cuando empecé a jugar al fútbol, era inviable ir a ninguna categoría inferior de la Selección. Por edad ya no me correspondía. Cuando se creó la Promesas y lo vi anunciado en Twitter pensé que sería un paso muy importante para el crecimiento de la Selección y para las chicas que no pueden estar en la Absoluta, pero nunca imaginé que yo iba a estar en esa lista. Claro que sueño con volver. Mis compañeras me preguntan cosas de el paso por la Selección, si he estado en Francia, si marqué goles… para ellas ser seleccionadas es un honor, y ese honor lo comparto. Yo también llevo la bandera de España en la mochila, defender a mi país en el terreno de juego es un sueño, el mismo que tienen ellas. 


¿Firmaría Eli del Estal un España – Corea del Sur en 2023 y vengar el cabezazo anulado de Rubén Baraja?


Con sangre.

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